La ceremonia

08/10/2016

Estamos en un bungaloo. Tuve el cuidado de pedir uno donde se ve el amanecer y el sol saliendo en el mar desde el balcón. Estoy con un sumiso novato y virgen anal, a quien tengo un tiempo entrenando y preparando para este momento.

Lo despierto un rato antes de que amanezca; él sabe que lo voy a desvirgar durante estas vacaciones, pero no sabe cómo, dónde ni cuándo. Lo he hecho prepararse varias veces y sólo he jugado un poco con mis dedos en su ano o simplemente lo dejo listo y sin usar, así que cuando lo despierto en la madrugada oscura, el no sabe si ya será el momento o no, pero igual se prepara.

Cuando está desnudo y listo, le amarro las manos a la baranda del balcón. Solo lleva puesto un collar y una cadena; tiro de sus caderas hacia atrás para que su cuerpo forme un ángulo de 90°, dejándolo totalmente dispuesto para Mí. Le pongo lentes oscuros y empiezo a lubricarle el ano, le prohíbo emitir ningún sonido, salvo gemidos y jadeos. Lo invado con mis dedos, pero solo para prepararlo mientras le digo:

-Hoy vas a empezar a ser oficialmente mi sumiso, que en nuestro caso significa que empieza tu preparación para ser mi esclavo… Hoy oficialmente vas a entrar al mundo de la Dominación Femenina y vas a ser mi pareja.

Con voz suave y acariciadora, le sigo diciendo frases como esas, mientras él respira profundo ante la penetración de mis dedos. Cuando la línea de luz al borde del mar se vuelve más brillante, le ordeno ver al frente y pase lo que pase, no dejar de ver la salida del sol.  Yo estoy vestida con lencería negra, que contrasta muy bien con mi piel clara, botas negras, altas, de tacón y un arnés con un dildo un poco más grande que su pene.

En el momento en que el sol comienza a salir, lo empiezo a penetrar, lenta y firmemente, sin detenerme, en una sola embestida de mis caderas, llego hasta el fondo y dejo el dildo así unos segundos mientras le digo:

-No dejés de ver el sol… vos también estás amaneciendo a una nueva vida…

Entonces lo sujeto fuerte del pelo, y empiezo  embestirlo rápido y duro mientras él gime, jadea y se agita. Continúo:

-Te estoy invadiendo como el sol a la mañana, te estoy llenando de Mí, y como sucede con el sol, no me podés tapar con un dedo, no te podés escapar…

Mis arremetidas son continuas, fuertes y furiosas, lágrimas corren por su cara:

-¿Tenés algo que decir?

̶  ¡Gracias, Ama!

No detengo la sodomización hasta que los pájaros cantan a viva voz, la mañana está completamente iluminada, y sin siquiera rozarle el pene, la semilla de mi juguete riega el suelo.

-Con esta ceremonia te hago mío, y tu primera tarea a mi servicio es limpiar tu semen del piso… ¡con tu lengua!… mientras lo hacés, te voy a azotar con esta paleta: una lamida, un azote, un agradecimiento…  -se arrodilla a cumplir mi orden -Pero antes, vení,  -arrodillado, sudando, con el rostro mojado por sus lágrimas de felicidad y aún con la respiración agitada, gira hacia Mí y tomo su cara entre mis manos – ¡ya quiero besar a mi zorra!

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